A principios de la década del ’50 Madre Spínola, que actuaba como Delegada de la Madre General, deseaba establecer un colegio propiedad de la Congregación en Buenos Aires, donde se impartieran estudios primarios y secundarios, ya que en el colegio Plácido Marín, de Capital Federal, la enseñanza era a nivel de profesiones femeninas.
Cercano a la Avenida Centenario de San Isidro había un asilo de ancianas que hacía algún tiempo estaba cerrado y en venta. La propiedad se encontraba en un estado de abandono lamentable.
Sin embargo, tanto el lugar como el edificio les parecieron apropiados para lo que pretendían, por lo que enseguida se iniciaron los trámites para la adquisición.
Al mismo tiempo comenzaron una novena a Santa Teresita, pues necesitaban los medios económicos para comprar la casa.
Autorizada la compra por el Gobierno General de la Congregación; y ayudadas por éste, se pudo finalmente adquirir el inmueble.
La escritura fue suscrita por el Doctor Fonrouge, Madre Spínola y Madre Teresita con fecha 9 de enero de 1953.
El colegio fue muy bien acogido en la zona, concurriendo a él familias de Olivos, San Fernando, Boulogne y San Isidro.